Por los finales de la década de los 80 del siglo pasado, habiendo entrado en contacto con el mundo del rugby como casi todo hijo de vecino aquí en España (es decir, en la facultad), tuve ocasión de ver a la Selección española jugando contra un combinado maorí. Claro está, perdimos... por poco. Era la época de ALberto Malo, Bosco Abascal... Y para qué seguir.
Ahí nació mi fe. Era la época en que en la 2 ponían el 5 Naciones, comentado por Ramón Trecet (que también comentaba los partidos de la NBA que se emitían como "cerca de las estrellas" y que en el Colegio Mayor no nos perdiamos). El 5 Naciones de ... Jonathan Davies, Ieuan Evans, Carling, Guscott, Blanco, Berbizier, Hastings, Jeffrey y Calder... y para qué seguir.
Todos amateur, por cierto.
Tras varios años de práctica universitaria (e incluso algún partido de competición) caí mártir de la fe. Un hombro al ajillo que aún me recuerda que el tiempo va a cambiar.
Luego dejaron de emitir el 5 Naciones, primero en la 2 y luego ni siquiera en el Plus (los partidos de la Selección... ni soñar en verlos). Mi fe se fué enfriando, no así los partes meteorológicos de mi hombro herido.
Allá por el principio de 2003, fui al campo a ver el partido España-USA de repesca de clasificación para el mundial.
Ahí perdí mi fe
La paliza fue monumental. Lo más grande que he visto (las ha habido peores, pero no las he sufrido con mis ojos). No quiero seguir hablando de ello.
Ayer por la mañana volví al escenario donde se perpetró el partido que me hizo perder la fe. Frente a España, Polonia. Se supone que nos había vencido siempre desde hacía una pila de años, lo menos 8. La última vez, en la fase de clasificación del mundial 2003.
Tardé 45 segundos en recuperar la fe. Los mismos que tardamos en hacer el primer ensayo.
Luego todo se hizo bien. Aguantando a una delantera físicamente muy superior, y desbordando a una línea que una y otra vez nos dejaba en superioridad. Algún fallito de pase de balón, que se perdona a la vista del desempeño.
Y esperanza para lo que queda de fase de clasificación. A partir de ahora... la fe ha vuelto :)
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